Conozcamos más sobre el primer educador de niños y niñas: las familias.
Según las Bases Curriculares de Educación Parvularia, el rol de la familia La familia, considerada en su diversidad, constituye el núcleo central básico en el cual la niña y el niño encuentran sus significados más personales, debiendo el sistema educacional apoyar la labor formativa insustituible que ésta realiza. En la familia se establecen los primeros y más importantes vínculos afectivos y, a través de ella, la niña y el niño incorporan las pautas y hábitos de su grupo social y cultural, desarrollando los primeros aprendizajes y realizando sus primeras contribuciones como integrantes activos.
La educación parvularia comparte con la familia la labor educativa, complementando y ampliando las experiencias de desarrollo y aprendizaje, junto con otras instituciones sociales. Por ello es fundamental que se establezcan líneas de trabajo en común y se potencie el esfuerzo educativo que unas y otras realizan en pos de las niñas y de los niños.
Bases Curricualares de Educación Parvularia, 2001.
Cada familia se caracteriza por una forma particular de ser y hacer familia, de comunicarse, de expresar sus sentimientos, de solucionar sus problemas; cada una tiene diversos intereses y gustos. Eso que las caracteriza y las diferencia de las demás familias conforma su identidad. Es muy importante promover que las familias reconozcan y valoren su manera particular de ser familia. En primer lugar, hay diferencias en la estructura familiar: familias extendidas, nucleares, mono-parentales, numerosas, de pocos integrantes, etc.
Estas distintas composiciones familiares tienen dificultades y recursos propios que son importantes de reconocer. Cada familia tiene sus propias características, existiendo una “personalidad” familiar. Por ejemplo, hay familias alegres, familias expresivas, familias más reservadas, familias solidarias, familias intelectuales y también familias conflictivas, a las que hay que apoyar especialmente.
Trabajemos el buen trato en conjunto…
Si el niño o niña ve que los adultos que lo rodean resuelven sus conflictos de manera constructiva y pacífica, él o ella también desarrollará ese tipo de estrategia para enfrentar sus problemas. El ejemplo del adulto que grita a un niño o niña para que el pequeño deje de gritar, expone claramente la estrategia equivocada, ya que lo único que se logra es mostrarle al niño/a que el grito es un recurso válido para resolver problemas. Cuando le sonreímos a un niño o niña, cuando lo/a felicitamos porque hizo algo bien o le demostramos que lo/a queremos, hacemos una labor preventiva del maltrato. Gestos tan simples tienen un impacto muy positivo.